Las farmacéuticas se preparan con nuevos ensayos para generar vacunas para nuevas variantes, todo esto en prevención de que halla una más peligrosa que Delta.
Agencias
Mundo, 21 de octubre de 2021. – De cara a la posible aparición de una “variante de escape”, es decir, una que se convierta dominante a otras existentes, evadiendo la inmunidad obtenida a través de vacunas e infecciones previas, las farmacéuticas encargadas de las vacunas contra COVID-19 (Pfizer, AstraZeneca, Moderna…) se están preparando para este escenario.
La primera generación de vacunas COVID-19 resiste contra Delta y otras variantes conocidas, al menos en la prevención de enfermedades graves y hospitalizaciones, donde las vacunas de Pfizer, Moderna y AstraZeneca están basadas en la cepa original del SARS-CoV-2 que se detectó por primera vez en Wuhan, China.
En los últimos meses, las tres compañías han realizado ensayos generales practicando con variantes conocidas del SARS-CoV-2, todo esto en caso de que surja una variante de escape, debido a que se tendrían que hacer pruebas en humanos, y eso lleva mucho tiempo.
Por ello, las compañías farmacéuticas están haciendo simulacros. Pfizer ha comenzado en agosto pruebas de una vacuna multivalente que se dirige a las variantes Delta y Alpha. Moderna está reclutando de 300 a 500 participantes para probar nuevas vacunas de ARN contra Beta, Delta y una combinación de Beta y la cepa original. AstraZeneca ha comenzado en junio un gran estudio con más de 2,800 reclutados de una vacuna de vector viral específico para la variante beta.
Las farmacéuticas esperan que el proceso de actualización de una vacuna COVID-19 eventualmente sea tan simplificado por parte de la OMS como cambiar una vacuna contra la gripe, que por lo general no requiere muchos estudios clínicos.