Hoy casi todas las transacciones se realizan en la moneda estadounidense; los precios, en cualquier caso, se fijan en dólares
Agencias
Latino América, 4 de Noviembre 2020.-Económicamente, los países latinoamericanos están afrontando una crisis de gravedad semejante a la que la región vivió como «década perdida» (1982-1992) y su subsiguiente «media década» también perdida (1998-2003). Para salir de aquella situación, algunos países pasaron a adoptar el dólar como divisa oficial, enterrando sus monedas nacionales: Ecuador lo hizo en enero de 2000 y El Salvador en enero de 2001.
Venezuela ya lleva unos meses de plena dolarización, proceso que se ha ido implantando a lo largo del último año y medio. Hoy casi todas las transacciones se realizan en la moneda estadounidense; los precios, en cualquier caso, se fijan en dólares, aunque quienes no tengan esa divisa pagan con bolívares, de acuerdo con el cambio del momento. Si bien técnicamente una dolarización en toda regla podría estar entre las herramientas útiles para controlar la desbocada inflación, por razones sobretodo ideológicas el Gobierno de Nicolás Maduro no contempla en absoluto adoptar oficialmente la moneda «del imperio».
Tampoco Argentina, en medio de un marcado proceso inflacionario, aunque ni de lejos tan grave como el venezolano, dejará de lado el peso; no lo hizo en épocas de hiperinflación estratosférica y ahora es algo fuera de consideración, por más que se ha vuelto a encender el debate al respecto (en 1989 la inflación argentina llegó al 3.079% del PIB; en 2019 fue del 53,5%).
Y Cuba, que, siguiendo lo que La Habana ha dictado para Venezuela, cuyas políticas estratégicas dirige, ha decidido permitir la libre circulación de dólares en una red de establecimientos, tampoco dará el paso. En su caso, no es tanto un problema inflacionario como la necesidad de dólares para la importación, ya que existe un menor acopio de la moneda estadounidense a causa de la drástica contracción del turismo por la pandemia.