Migrantes en camino al sur de México
La nueva caravana, conformada por migrantes provenientes de países centroamericanos y de Haití, retomó su marcha por Chiapas, solo que esta vez avanza a paso lento y bajo estricta vigilancia de agentes de migración y de la Guardia Nacional.
El contingente busca completar unos 15 kilómetros, además mantienen su firme propósito de llegar a la Ciudad de México y posteriormente.
Al respecto, el mismo gobierno mexicano señaló que ha estado actuando bajo presión y amenaza económica de Estados Unidos y por ello utiliza «engaños y trabas burocráticas» de la Comisión de Ayuda a Refugiados (Comar) junto con la corrupción, abusos y deportaciones arbitrarias del Instituto Nacional de Migración (INM).
Así mismo, consideró que se vale de la fuerza militar de la Guardia Nacional (GN) «para detener por medio de la coerción y la violencia a personas en necesidad de libertad de tránsito y protección internacional. Es necesario y justo que se rompa el cerco carcelario anti-migrante de Tapachula».
Por su parte, varias agencias de la ONU y ONG criticaron el uso de la fuerza en los operativos para desintegrar las caravanas y que estas, al ser pasivas, no dañaban a nadie y que ellos mismos provocaban los roces con las personas, por lo que mencionaron mantener una posición estática sin afectarlos.